Año 1991. Se estrena por fin el primer guión de Callie Khouri, Thelma y Louise, escrita bajo la motivación de la falta de buenos papeles para mujeres en la industria. Como protesta, creó dos personajes femeninos que no solo tomaban control de su propio destino, sino que además los mostró en un género hasta entonces dominado por personajes masculinos, el road movie. El mundo estuvo muy cerca de no contemplar este clásico, debido a la mítica escena final, que contrastaba con el clásico happy ending hollywoodiense. Sin mencionar el hecho aparte de que mostraba dos mujeres que rebatían la violencia machista con armas de fuego.
Se trata de una película de culto para el feminismo, ya que fue escrita por una mujer que más tarde ganó el Óscar a mejor guion original en 1992 (hasta ese momento, solo cuatro mujeres habían sido galardonadas por ello, siempre en compañía masculina. Fue Khouri la primera en ganarlo por su cuenta). La cinta fue muy aplaudida por la forma en la que la violencia machista se veía representada. En ella, la violación no es perpetrada por un hombre con problemas mentales e irrespetuoso, sino que es un hombre atractivo y educado, hasta que fuerza a Thelma. El no haber utilizado el prototipo de violador, vestido de negro, en un callejón sucio, mostró la verdadera realidad: cualquiera puede hacerlo, poco importan el dinero, aspecto o educación. Acercó la verdadera realidad de las agresiones sexuales al mundo, cuando no se contemplaba que un violador pudiera ser una persona de a pie. Muchas realidades se ven reflejadas, un ejemplo claro es el momento en el que Thelma le advierte a Louise que las acciones de su agresor no hubieran tenido consecuencias para él: "Y probablemente a él no le hubiera pasado nada porque estuve bailando con él toda la noche, todo mundo nos vio y pensarían que me lo merecía". Desgraciadamente, esta frase puede seguir escuchándose a día de hoy, sin tener que rebuscar demasiado.
Khouri marcó un antes y un después, pues las películas con temáticas de carretera, disparos, venganza y compañerismo entre protagonistas eran clásicamente de hombres. Fue en definitiva una catarsis para muchas mujeres que se vieron animadas a la lucha contra la violencia machista y sexual. La propia guionista dijo que el final es puramente simbólico. De hecho, no se llega a ver la muerte de nuestras protagonistas. No se ve humo del coche, no se le ve chocar. En palabras de Khouri, en la imagen final ellas vuelan, directas a la memoria colectiva, siendo mujeres completamente libres y liberadas de cualquier grillete:
“Thelma y Louise volaron fuera de este mundo porque nuestra sociedad todavía no es lo suficientemente grande como para apoyar a las mujeres que se han liberado de todas sus cadenas”.
El final en sí mismo es una analogía sobre las consecuencias de la violación. Mientras están acorraladas por coches patrulla, dirección Gran Cañón, Thelma y Louise tienen tres opciones: entregarse a la policía, pasar la frontera de México o seguir hacia delante. El no entregarse a la policía porque “nadie les habría creído” es muy similar a la situación que viven miles de mujeres que no se sienten lo suficientemente apoyadas para denunciar acoso y abusos a la policía, o que en el mismo intento de la denuncia son los mismos agentes los que se ríen o no las creen. El pasar a México está descartado, ya que aunque las leyes y jurisdicciones cambien, el acoso sexual y la violencia a la mujer es desgraciadamente universal. Ellas deciden seguir adelante, deciden que el Ford Thunderbird caiga por el Gran Cañón.
− Oye, Louise. Sigamos adelante.
− ¿Estás segura?
− Sí.
Cogidas de la mano, el coche acelera. Una fotografía que nos suena de los primeros minutos de la cinta se eleva al cielo, y sonriendo, se precipitan hacia el vacío en una muestra de libertad, lealtad y un amor y respeto mutuo que forma ya parte de la historia del cine.
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