El Síndrome de la impostora fue acuñado en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes. Es un fenómeno en el que la persona, por falta de autoestima o confianza, es incapaz de asumir sus logros como propios y genera un miedo persistente a ser descubierto como fraude.
A pesar de esto, y según Clance y Suzanne, así como otros expertos como el sociólogo y doctorando en estudios Interdisciplinares de Género Jose A. M. Vela, no es tanto una cuestión individual (“síndorme de la abeja reina”) como un problema social.
Pese a su condicionante global, este síndrome sí que tiene consecuencias individuales en las personas. En ocasiones sus manifestaciones tempranas pasan desapercibidas para quienes lo padecen pero pronto se materializan en síntomas gastrointestinales, tensión o dolor muscular, jaquecas, insomnio, apatía, desórdenes alimentrios, etc. Puede afectar a cualquier persona. No obstante, incide especialmente en mujeres y minorías dentro de espacios de trabajo tradicionalmente masculinos.
“La socialización diferenciada, por la cual los hombres y mujeres son educados en roles distintos y en valores distintos, crea el caldo de cultivo perfecto para que las mujeres sientan de forma masiva el síndrome de la impostora” Jose A. M. Vela
Antecedentes del síndrome
1. Roles de género. Los valores socialmente femeninos no son tan importantes, sobre todo en los negocios. Parece que las mujeres no hemos sido educadas para llegar a altos cargos, y si alguna logra pisar un puesto de poder, no siente que es realmente suyo, sino que atribuye el logro a factores externos.
2. Tradicional papel de la mujer como “profesionales” de la esfera privada cuyas labores no son remuneradas. Esto hace que, de manera indirecta, la mujer haya asimilado a lo largo de la historia, que su trabajo es menos valioso.
3. Las mujeres obtienen las calificaciones más altas que las de sus compañeros varones en las áreas de ciencias, pero sin embargo eligen estudios universitarios vinculados a las letras o asociados a los cuidados.
“A pesar de que las chicas terminan el bachillerato con mejores notas que los chicos en Matemáticas y Ciencias, son masivamente los chicos los que dedican estudiar ingenierías y carreras técnicas. Las chicas, a pesar de sacar mejores notas deciden estudiar carreras de letras, con escasa salida laboral y carreras de cuidados como Veterinaria y Medicina” Jose A. M. Vela
Pequeños consejos para superarlo. Psicóloga Cristina Callao
1. En lo personal, aprender a escuchar y aceptar opiniones positivas de las personas que nos rodean y no tanto de nuestro criterio. También es correcto comparar nuestra autoevaluación con una tercera para ver si se asemejan.
2. Elogiarte y admitir tus logros sin pensar que esto es un acto egocentrista.
3. Exteriorizar el miedo para reducir su efecto. “Darte la oportunidad de competir y no dar algo por perdido antes de empezar” Cristina Callao.
4. Sororidad como respuesta colectiva. El apoyo es parte fundamental para fortalecer la propia autoestima, para alzar la voz dentro de la sociedad y ocupar los espacios públicos y de poder.
Commentaires