Nuria Herrera: “Me gusta darle presencia a la poesía, que por la calle no haya solo músicos, malabaristas o mimos, sino que también haya poetas”
Lucía Puertas Gómez y Nazaret Rodríguez Pérez
El arte se puede encontrar en todas las esquinas. Y, si no, que se lo digan a Nuria Herrera, una poeta abulense que ha encontrado en las calles de Madrid un refugio para sus poemas. Y, sí, cuando decimos “calles”, nos referimos al sentido más literal de la palabra. Y es que Herrera no necesita de oficinas ni editoriales para llenar de poemas improvisados el Palacio de Cristal y el Rastro, donde se sienta cada día a dedicarle sus letras a cualquiera que desee descubrirlas. Basta con una palabra que algún transeúnte le diga, una de las cuatro máquinas de escribir que ella misma tunea, mucho talento y una de sus grandes sonrisas.
Con una de ellas recibió a nuestro equipo de Púrpura Issue el pasado 8 de noviembre en la terraza de una cafetería de Atocha, cuando nos la encontramos infusión en mano y lista para abrirnos, por unas horas, las puertas de su mundo.
¿En qué momento supiste que la poesía estaba hecha para ti?
Pues no hace mucho… Escribí mi primer poema cuando di mi primer espectáculo. Ya como actriz, había trabajado en varios recitales de poesía y me gustaba mucho, pero cuando estrené el espectáculo de 2007 sentí que ese registro, ese código, era para mí el más perfecto.
¿Y por qué crees que hay personas que no lo ven así?
La creatividad, que es inherente al ser humano, es un derecho. Sin embargo, creo que se reprime. Pienso que hay gente que tiene coartado el pensamiento abstracto, porque vivimos en un sistema destinado a coartar. El sistema no quiere gente creativa, quiere gente productiva.
En los colegios fabrican gente contraria a la poesía. Yo pienso que esta debería tener otra presencia y otra presentación. No conozco a nadie que recuerde bien la enseñanza de la poesía en las escuelas.
Escribes poemas cada día, ¿cómo consigues la inspiración suficiente?
Al principio no entendía a los escritores cuando decían “yo practico a las 9 de la mañana todos los días”. Yo escribía cuando el poema se hacía tan fuerte como para que no fuera posible eludirlo y entonces tuviera que escribirlo. Sin embargo, a raíz de esto me he dado cuenta de que realmente la creatividad es un estado del ser que se puede practicar al igual que cualquier otro, como el optimismo.
¿Consigues sacarle partido a todo o hay momentos o sentimientos que te promueven a hacer más poemas?
El juego, porque hay que tomárselo como un juego, es sacarle partido a todo. Yo, generalmente, siempre disfruto bastante con los temas que me sorprenden porque me supone un mayor reto. Con temas como la libertad me pregunto: ¿desde dónde la voy a plantear hoy?
Y, hablando de temas, ¿Cuáles te suelen pedir más?
Sobre todo el amor y viajar. Hay muchas personas que están viajando y quieren un recuerdo, lo que me parece muy lógico: tener algo escrito de un instante es casi como tener una buena fotografía.
A mí me gusta hablar con la gente sobre la palabra en cuestión porque cada persona es única y le pone una carga a lo que le estás ofreciendo, es decir, aunque yo escriba 5 poemas de amor al día, cada amor es distinto, cada amor tiene una historia detrás.
¿Haces preguntas mientras estás escribiendo?
Siempre suelo hacer preguntas antes de ponerme a escribir a no ser que la persona me diga “quiero decirte esto pero ningún dato más”. Me parece que parte del atractivo y del valor de la experiencia es la personalización del poema.
¿Sabrías decirnos entonces qué es lo mejor de tu trabajo?
(Sin pensarlo mucho) Todo, yo no le veo ninguna pega, la verdad. Creces literariamente, creces humanamente, porque por un instante cualquier desconocido que se te acerca se comporta contigo en absoluta autenticidad. Me siento útil y eso para mí es importantísimo.
Me gusta darle presencia a la poesía, que por la calle no haya solo músicos, malabaristas o mimos, sino que también haya poetas.
Te has convertido en un personaje del relato infantil Lucía y el hechizo, de Paz de León. ¿Cómo fue enterarse de esto?
Ella se inspiró con los poemas que le hacía para crear ese personaje, que no sé si soy exactamente yo, pero que sí que muestra ese rasgo de cuando yo estoy sentada y escribo desde mi mejor versión.
A mí me hizo mucha ilusión aparecer en Lucía y el hechizo y ya le he dicho a Paz que estoy dispuesta a continuar la saga. Me encanta ser un personaje literario porque además me ilusiona mucho que niños me conozcan y vean que estoy en el Rastro de Madrid, en el mismo lugar que en el cuento.
Sobre el panorama poético en general, ¿qué poetas admiras más a día de hoy?
Yo he leído y me he nutrido de muchísima gente: por ejemplo, de poetas españoles, admiro mucho a Juan Carlos Mestre.
Por otra parte, creo que hay una voz femenina recuperando su poder y su discurso cuando durante muchísimo tiempo las mujeres hemos tenido que entender nuestras emociones a través de lo que los hombres comentaban.
Y para ti personalmente ¿ha sido complicado moverse como mujer? ¿Crees que hay alguna desigualdad en el mundo de la poesía con respecto a ser mujer o ser hombre?
La misma desigualdad que en cualquier mundo. Los patrones de igualdad y desigualdad los llevamos todos tan interiorizados y tan implícitos que a no ser que nos pongamos a deconstruirnos y a tomar riendas en el asunto de verdad, seguirán ocurriendo. Yo sí siento que estoy haciendo un camino con todo esto en el que puedo sumar mi aportación.
¿Qué les dirías a esos que quieren dedicarse a la poesía pero tienen miedo de NO ser bien recibidos?
Lo primero es que sea honesto consigo mismo. Que no vaya detrás de la poesía porque esté de moda o por conseguir una identidad, que no lo es. Y una vez que haya hecho la honestidad consigo mismo, que escuche el camino que la poesía le susurra.
¿La buhardilla que mencionas en el blog hace referencia a un espacio íntimo o es un mero recurso para atraer al lector?
Era mi primera casa en Madrid, la primera donde viví sola. Ese espacio del blog lo llamé así y todo el contenido que incluye, unas quinientas entradas, está escrito entre 2010 y 2012. En cada espacio hablo de algo en concreto. Hay un momento en el que a mí me costaba compartir lo que escribía y ese blog estuvo cerrado durante mucho tiempo. Era como mi cuaderno donde lo tenía todo. Ahora no lo tengo muy actualizado pero sirve de propuesta para quien quiera leerme.
La noche caía ya sobre el cielo de Madrid después de una tarde repleta de reflexiones, descubrimientos y miradas cómplices. Y, con el cielo teñido de tonalidades moradas y púrpura y el frío asomando por la terraza, Nuria se despidió de nosotras con unos versos en nuestra libreta, una foto junto a un árbol y otra de sus grandes sonrisas.
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