[ENTREVISTA]
Paula Carpeño Huelves
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Con 36 años, dos hijas y un trabajo Noelia Amarillo publicó su primera novela “Falsas Apariencias”. La literatura supuso un punto de inflexión dentro de una nueva vida que creía asentada. Hoy, su último libro “Morder tus labios sobre sábanas de seda” ocupa el cuarto puesto de los libros eróticos más vendidos en Amazon.
Noelia Amarillo solo escribe en su cuarto, es el único lugar donde puede concentrarse. Enciende el ordenador, se pone unos cascos para escuchar música y comienza su jornada laboral. De lunes a jueves, seis horas diarias, menos los viernes, cuando va al cine con su familia. Aunque la entrevista se llevó a cabo en el salón, más tarde pude ver su habitación. Su despacho. Su santuario. El lugar donde da vida a todas sus historias. Es pequeño y coqueto. Lo que más llama la atención de la estancia es un cuadro de una pareja en una pose un tanto sugerente (regalo de una amiga) que podría resultar soez, pero aporta cierta elegancia al entorno.
La casa de Noelia está llena de libros. Libros en el salón, libros en su cuarto, libros en las habitaciones de sus hijas… ¡no me extrañaría que también tuviese libros escondidos en la cocina! Abre la puerta en compañía de cuatro gatos (Orión, Mara, Pelusa y Botas) y tiene preparadas dos tazas de café. Sentadas en el sofá, debajo de una figura de la parca, parecía que conocía a Noelia desde siempre.
¿Cómo es un día normal en tu vida?
Muy liado, muy ajetreado. Está muy planificado: a las 7: 20 me levanto, entro a trabajar a las ocho, salgo del trabajo a las 2, vengo aquí cagando leches, como cagando leches, vuelvo a casa cagando leches… y a las 18:00 empiezo a escribir y así hasta las 24:00. Como si fuera un escalafón que diría Mafalda. No me ha quedado otro remedio porque si no me organizo no puedo sacarlo adelante todo. Es el trabajo por las mañanas, la escritura, la casa (aunque Jose, mi marido, lo hace casi todo) y es un poco tener yo mi vida.
¿A qué te gusta dedicar tu tiempo de ocio?
Me encanta salir con mi familia y amigos. Sobre todo, algo que pueda compartir con más gente porque mi oficio es muy solitario, cuando no trabajo me gusta pasar el tiempo con mis seres queridos. Me chifla también ir al cine, es una de mis pasiones. ¿Mi género favorito? ¡Marvel, por supuesto!
¿Cuáles son los mejores recuerdos que tienes de tu infancia?
Tuve una infancia tan maravillosa que no sabría con cual quedarme. A lo mejor las tardes en el zoo con mis padres, o cuando recogíamos a mi madre del trabajo e íbamos a esos cines de antes (que eran impresionantes, no como las mierdecitas que hay ahora) a ver algún estreno como Star Wars o Mary Poppins y luego mi padre nos invitaba a un gofre para merendar. Yo vivía en Alcorcón, en San José de Valderas, y mi padre no tenía carnet de conducir, así que teníamos que bajar a Madrid en autobús. La infancia es una época que me encantó vivir.
¿Quién es la persona que más te inspira en tu día a día?
¡No sabría decirte la verdad! Es que no creo que me inspire nadie. Mi madre es una persona extraordinaria por supuesto, pero no me inspira. Soy una persona un poco rara, quizá.
Una pregunta “de cajón” en una entrevista a una escritora ¿eres más de papel o de formato digital?
Está mal decirlo, pero soy exclusivamente de formato digital, no me gusta el papel. Me gustaba hace cinco o seis años, pero me he hecho vieja, veo peor y necesito libros con la letra muy grande. Sin embargo, el formato digital, entre que no me pesa y que puedo meter todos los libros que quiera, me arregla todo. Y bajo mi experiencia de ventas, si vendo 3.000 en papel, vendo 9.000 en digital.
Una de tus autoras favoritas es Susan E. Phillips ¿cómo la conociste?
Conocí a Phillips a través de sus libros. Es una persona muy especial para mí porque escribe historias que parecen muy sencillas, pero luego no lo son. Tiene una manera de escribir que te remueve por dentro, no planea sus escenas, sino que las improvisa. Tuve la gran suerte de poder conocerla un año que vino a Madrid a dar unas conferencias, y es una verdadera señora. Ni siquiera habla español (yo tampoco hablo inglés) pero no hacía falta, es tan expresiva que nos entendimos muy bien. Yo de mayor quiero ser como ella.
¿Cómo te describirías a ti misma?
Soy muy caótica, pero a la vez muy disciplinada. Soy leal hasta la muerte, demasiado responsable (lo cual me fastidia bastante, porque a veces me gustaría serlo menos y hacer más lo que me dé la gana). Soy a veces muy sincera, me gusta quedar bien con todo el mundo, y eso es imposible. Tengo muy mal genio, cuando me altero no hay quien me soporte. Soy una buena escorpio: fría, calculadora y vengativa.
¿Cuándo comenzaste a escribir?
Mi madre dice que empecé a escribir casi antes que a leer. Esto es porque mis dos padres trabajaban, y como no tenían con quien dejarme yo empecé a ir al colegio con tres años (cuando lo normal era empezar con cuatro o cinco), así que aprendí a leer antes que lo demás. La cosa es que no me gustaban los finales de los libros que leía (porque eran tan cursis, todos llenos de princesas) y los cambiaba totalmente. Me inventaba mis propias historias.
En una de tus entrevistas decías que tu primer relato lo escribiste con 22 años y trataba sobre tu coche ¿de dónde surgió esta idea?
Porque yo le sentía vivo. Era un coche que jamás arrancaba a la primera (y muchas veces ni a la tercera), pero un día a mi padre le pegó un infarto y arrancó al primer intento. Entonces sentí como si me hubiese escuchado, luego el coche hubo que llevarlo al desguace y fue uno de los peores momentos de mi vida.
Aparte de la escritura ¿desempeñas algún otro oficio?
De la escritura no se vive, desgraciadamente. Se apasiona, se entretiene, se pasa un buen rato, pero no se come. Yo trabajo en una cristalería por las mañanas, de administradora. Bueno, y de ama de casa que, aunque no esté pagado, sigue siendo un oficio.
¿Hubo algún momento en concreto cuando empezaste a sentirte una escritora más profesional?
Me hicieron sentir, sí. Hace diez años participé en un concurso de un foro que consistía en escribir una serie de relatos diarios de ocho páginas cada uno. Como vi que me resultaba mucho más fácil crear una sola historia dividida en capítulos decidí hacerlo así. En un principio yo solo quería el lote de libros que había de premio, pero una vez pasada la primera semana me escribieron las moderadoras para decirme que quitase mi historia del foro. ¡Les parecía tan buena que tenían miedo de que me la robasen!
Yo pensaba que ni Dios leía mis relatos, pero resulta que mis amigas sí seguían la historia, y entre todas me convencieron de registrarlo como propiedad intelectual. Esto fue en julio, en septiembre recibí una nueva llamada de la administradora para que presentase mi libro a una editorial que buscaba novelas eróticas, y en dos semanas me llamaron diciéndome que me publicaban.
Afirmas que tu género favorito es la novela romántica ¿por algún motivo en particular?
¡Porque me gusta que acaben bien! Me gusta que remuevan los sentimientos, me gustan las novelas con mucho esperpento. Es que ¿qué no es romántica? Por ejemplo, cualquier libro de fantasía épica es una historia de amor con mucho más contexto. Todo lo que hay lo mueve el amor, es un género que está presente en los demás.
¿Hay algún personaje dentro de tus novelas con el que sientas más afinidad?
Hay dos personajes (bueno, ahora tres) que son los más vulnerables de todos mis libros. Uno es un sintecho, otro es un hombre maltratado y otro es un niño maltratado que ha crecido hasta ser adulto. Esos tres personajes son intocables para mí, puedo aceptar críticas de cualquiera, pero estos tres no me gusta que me los toquen.
Siguiendo en la línea de la anterior pregunta, uno de los personajes más difíciles de crear para ti fue Verónica, de No lo llames deseo, ¿por qué?
Verónica es una maltratadora. Para saber cómo actúa un maltratador comencé a documentarme (incluso hablé con una amiga, que es psicóloga) y llegó un momento en el que las cosas se me ocurrían a mi sola. Esas cosas que son tan horribles, que son deleznables, y no se las deseo a nadie… ¿Cómo se me podía ocurrir? Me sentía fatal, me sentía inhumana. Llegó un momento en el que empecé a pensar que yo era igual que Verónica.
¿Crees que tus personajes expresan una masculinidad diferente a la normativa?
Cuando creo a mis personajes siempre intento que sean diferentes a lo que estamos acostumbrados. Es que yo pienso que los hombres también pueden ser muy vulnerables, pueden tener sus demonios del pasado. A lo mejor es que a mí me atraen los hombres así, y por eso lo reflejo en mis novelas.
¿Cuál dirías que ha sido la novela más difícil o dura de escribir para ti?
Hay dos por distintos motivos. Nadie más que tú ha sido la más difícil de escribir de todas, pero porque la protagonista era una amiga mía. Enar en realidad se llama Maika, y la conozco desde los dieciséis años. Llegó un momento en el que la cambió el chip, y decidió ir a Alcohólicos Anónimos por sus problemas con la bebida. Yo la acompañaba a todas sus reuniones, aquello parecía que iba para adelante. Nadie más que tú pertenece a una serie de cinco novelas dedicadas a cada una de mis amigas, y esta iba a ser la suya. Pero un día no sé lo que ocurrió, desapareció de casa y ya hace quince años que no la veo. Esta iba a ser la historia de redención de mi amiga, en la que iba a lograr todos sus sueños y todos sus anhelos, pero no fue posible. Aun así, me gustó, porque el final feliz que no ha tenido, se lo he dado yo.
La otra es No lo llames deseo, porque habla de maltrato, y es un tema que me duele mucho.
Una vez dijiste que lo que más te gustaba era escribir sobre personas normales y corrientes ¿qué encanto tienen para ti?
Es que veo tan fácil que un tío millonario conquiste a alguien… no tiene un horario fijo de trabajo, joder no tiene el problema de que si quiere echar un casquete y no tiene piso ¿dónde lo echa? Me gustan los personajes más ordinarios, se pueden desarrollar tramas más complejas con ellos. Quizá está relacionado con mi otra manía: no me gustan los personajes demasiado polarizados. Es decir, nadie es totalmente bueno o totalmente malo. Te tienes que cabrear de vez en cuando, te tiene que apetecer hacer alguna maldad. Si sabemos que alguien es bueno es porque conocemos la maldad alrededor (y viceversa), el bien y el mal son dos conceptos complementarios, no pueden existir el uno sin el otro.
¿Cuál es el papel que desempeñan los personajes femeninos dentro de tus novelas?
Suelen ser personajes muy, muy fuertes (tanto los principales como los secundarios). Tienen mucho de mí, son fieros y leales, algunos son salvadores. Me gusta que representen a la mujer actual, porque hemos dado un cambio brutal en todos estos años. En mi época las mujeres buscaban un marido que pudiese mantenerlas, pero ahora todo eso ha cambiado. Intento que representen toda esa fortaleza y toda esa independencia. No quiero que necesiten a otra persona para vivir.
¿Qué opinas sobre fenómenos de masas como 50 sombras de Grey o la saga After?
Como lectora no me gustan. After no he conseguido acabarlo porque el chico me parece un idiota, y en 50 sombras de Grey terminé muy decepcionada porque la documentación es pésima, las cosas no se hacen así en el BDSM. A una persona novata que no conozca este tipo de prácticas puede darle una idea totalmente distorsionada del tema. Además de que potencia una relación muy tóxica entre los dos integrantes de la pareja, Anastasia se deja “humillar” porque Cristian es guapo.
Como escritora me encantan. Que un grupo de personas, a través de una campaña de marketing brutal, hayan conseguido convertir un género tan vilipendiado en un fenómeno de ventas es para quitarse el sombrero. Como escritora 50 sombras me ha aportado muchas cosas en el sentido de que ha abierto muchas puertas que antes estaban cerradas.
Como escritora de literatura erótica ¿piensas que el sexo es una dimensión importante dentro de la pareja?
Si, dentro de una pareja y dentro de la sociedad. El sexo es importantísimo, sin sexo no hay niños y sin niños no hay sociedad. Además, te permite transmitir y comunicar emociones ¿Quién no ha echado un polvo después de un cabreo? ¿o estando de bajón? El sexo libera tensiones, mejora el estado de ánimo, es puro instinto de supervivencia. Una de las escenas consideradas como la más erótica de toda la literatura es de Jane Austen, en la que él simplemente la ayuda a bajar del coche de caballos. Es ese gesto de quedarse con su tacto. Un simple gesto puede tener toda la carga erótica que su autor quiera imprimirle.
No todo gira alrededor del sexo, por supuesto, pero yo lucho por normalizarlo. George RR Martin decía “yo puedo coger a Khal Drogo y hacer que le pegue un hachazo a alguien, y no pasa nada, pero si le pongo a follar con Daenerys la gente se queja porque soy demasiado explícito”. ¿No es mejor ver a alguien haciendo el amor, que destrozando a otro alguien?
Ahora mismo hay muchísima información a un simple click, pero también tenemos mucha desinformación. La sexualidad no es fácil, hay que explorarla, y es un tema que debería poder hablarse con plena libertad con nuestros hijos e hijas. Hay muchas chicas que ya mantienen relaciones con dieciséis años, e incluso con catorce, y esa es una realidad que no podemos obviar. Esas chicas tienen derecho a conocer como son las relaciones sexuales reales, no las que ven por la tele.
¿Tienes alguna inspiración en particular para escribir tus escenas de alto voltaje?
No me hace falta, tengo una imaginación disparatada - (se ríe) -. Tanto es así que en las primeras novelas que escribí me ponía a contar brazos y piernas para comprobar que solo había dos personas, porque había algunas veces que me venía tan arriba que ni siquiera sabía si lo que imaginaba era posible. Luego me compré muñecos para escenificar esas partes.
¿Piensas que dentro del género de erotismo es importante crear historias inclusivas en cuanto a materia sexual (como orientación, identidad etc.)?
Yo en mis libros intento que haya gente de todo tipo, para mí es algo super normalizado. Intento trasladar esa normalidad dentro de mis novelas. Pero también me da mucha rabia cuando alguien mete un personaje estereotipado porque se generalizan roles que no son ciertos.
No te gusta ambientar tus novelas fuera de España ¿dirías que en el extranjero tienen una idea distorsionada de lo que es nuestra cultura?
Totalmente. Para ellos España es flamenco, olé y paella. Yo creo que nos consideran guarros, o un poco salvajes por eso de los toros. Si alguien extranjero lee mis libros se sentiría como en casa. ¡De hecho, es que una de mis sagas se está usando como guía turística de Madrid! Verían un país con personas de muy de estar en la calle, muy de estar con amigos, de reírse, con mucha picaresca.
Usualmente describes la convivencia con tu familia como “democrática” (en tus propias palabras “yo ordeno/sugiero y ellos hacen lo que les da la gana”) ¿ha sido difícil conciliar la escritura con otras dimensiones de tu vida como la amistad, la maternidad o el trabajo?
Al principio fue bastante complicado, porque además ni yo misma lo tomaba en serio. Llevo escribiendo once años, y cuando empecé me dedicaba a ello todo el día. No fue hasta cuando empecé a ganar dinero con ello que comenzamos a verlo como un trabajo de verdad y pudimos integrarlo en nuestras vidas. He aprendido a cambiar la manera en la que me refiero a ello: ya no me pongo “un rato con el ordenador”, sino que “entro a trabajar”. Tuvo que pasar un tiempo hasta que conseguí que todo encajase.
Si no te hubieses dedicado a la escritura te habría gustado estudiar periodismo o magisterio ¿qué te lo impidió?
¡Qué soy una vaga! Yo estudié peluquería, aunque después descubrí que no era a lo que me quería dedicar. Periodismo me atraía muchísimo, quería convertirme en reportera de guerra, pero eran cinco o seis años de carrera. Magisterio me gustaba muchísimo también porque siempre he sido buena a la hora de explicar y exponer cosas. Pero me junté con malas compañías y decidí no ir a la universidad, me puse a trabajar. Hoy en día me arrepiento de no haberme sacado una carrera, me gustaría vivir la experiencia de estar doscientas personas en un aula, conocer gente nueva todos los días…
En tus entrevistas sueles mencionar la frase “no empieces a parar, no pares de empezar” ¿qué significado tiene para ti?
Para mí tiene todo el significado del mundo. No pares de empezar proyectos, no pares de empezar sueños, nunca te quedes parado. Siempre hay algo más. No te conformes con lo que tienes, jamás, proponte nuevas metas, estate siempre en movimiento. Pienso que no hay una edad límite para dejar de desear, de aprender, de soñar. Si te paras, te mueres ¿de qué te sirve tenerlo todo? Lo divertido de empezar un proyecto es planificarlo, ver cómo lo haces, luchar por conseguirlo, es lo que me encanta.
A día de hoy ¿podrías decir que ya has cumplido todos tus sueños?
Bueno, pues no. Porque siempre hay un sueño más, y ahora que estoy delgada puede que me haga bailarina ¿Quién sabe? Yo no quería ser escritora, así que ese es un sueño que he cumplido sin saber que lo era. ¿Quién te dice a ti que mañana, con ya cincuenta años, no me lie la manta a la cabeza y me ponga de universitaria? Como no creo que se pueda dejar de soñar no creo que se pueda dejar de cumplir sueños, porque hay sueños que aún no has tenido.
Después de la entrevista, Noelia me ofreció otro café. Charlamos durante un rato más e incluso tuve la oportunidad de trabar amistad con sus mascotas. Antes de marcharme me despidió en la puerta junto a su hija mayor, Livia, y me pidió que le mandase un mensaje para saber que había llegado bien. De camino a casa aún conservaba esa sensación de confianza y comodidad que transmite a la gente. Una mujer a la altura de las expectativas.
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