Blanca Medrano Gutiérrez
Era oriunda de Canero, Asturias. Margarita Salas (1938-2019) fue doctora en bioquímica, pionera en la investigación molecular y miembro, entre otros, de la Real Academia de la Lengua Española y de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Considerada una mujer adelantada a su época y una de las mayores científicas que ha dado España, nunca recibió el premio al que da nombre su provincia natal.
En su juventud, a pesar de que figuras prominentes en el ámbito científico español como Severo Ochoa eran conscientes de su gran valía, necesitaría una carta de recomendación de este para ser admitida en su tesis doctoral. Ella siempre fue consciente de que, de no haberla tenido, no le habrían admitido por el simple hecho de ser mujer. Habiendo llegado avalada por un hombre, tendría que demostrar que era merecedora, con creces, de ocupar tal espacio.
En los 60, tras pasar varios años en Estados Unidos trabajando en un laboratorio junto a su marido y a Severo Ochoa, volvió a España, un desierto científico, como lo definiría ella más tarde, para todos y muy especialmente para todas. Gracias a una impecable carrera, fruto del esfuerzo y de años de rigurosa investigación, Margarita pasó de ser “la mujer de Eladio”, a ser Margarita Salas, profesora ad honorem del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.
Quienes la conocieron la describen como una persona sencilla, pero de relieve, una científica que a pesar de la influencia y prestigio que había acumulado, no perdió su humanidad. Ella se autodefinía como trabajadora y concienzuda pero, si había algo por lo que prefería ser recordada, era por su honestidad y no tanto por sus éxitos científicos. Su mayor ídolo fue Rita Levi-Montalcini, una neuróloga italiana, ganadora del Premio Nobel de Medicina en 1986 que afirmaba que “el cuerpo se arruga, pero no el cerebro”.
Suya es la estela de pupilos, orgullosamente autodenominados “margaritos”, para quienes trabajar en el laboratorio de Margarita Salas era la mejor antesala a los más prestigiosos laboratorios del mundo.
Suya es, también, la patente sobre el fago phi29. Se trata de la patente más rentable jamás registrada en España, que multiplicó los beneficios del CSIC e indirectamente supuso un impulso para la ciencia española, así como una mayor visibilidad para la mujer en la ciencia.
Margarita Salas opinaba que a la mujer no le hace falta ninguna cuota para llegar a lo más alto en el ámbito científico, siempre y cuando, claro está, no se la discrimine por el hecho de ser mujer. ¡En ello estamos Margarita!
El próximo 29 de febrero, haciendo un guiño al virus phi29, tendrá lugar en Asturias un acto conmemorativo organizado por La Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad con la colaboración del CSIC, que se planea repetir cada cuatro años (los bisiestos), para reivindicar el trabajo de esta bioquímica que consagró su vida a la ciencia.
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