“Si una mujer tiene espíritu de aventurera, no hay quién la pare” Cristina Morató
Hubo un tiempo en el que el Occidente se dejó embriagar por la idea de un mundo oriental onírico cargado de exotismo que inspiró a artistas y a espíritus desenfrenados a traer un reflejo de esas antiguas culturas a Europa. Desde el siglo XIX, el Medio Oriente había sido el destino ansiado para las sociedades más ambiciosas. Muchos exploradores se adentraron en ciudades como Damasco, vivieron entre beduinos y respiraron aire y arena del desierto de Irán. Sin embargo -como suele ocurrir- los nombres de aquellos primeros aventureros que han llegado a nuestros días siempre han tendido a ser de hombres. Lo que no nos han contado es que fueron muchas las mujeres que asentaron sus vidas en estos lugares que siempre nos han resultado lejanos e inalcanzables. Mujeres que eran odiadas y rechazadas al mismo tiempo que envidiadas, admiradas y deseadas por sus contemporáneos. Cristina Morató nos presenta a algunas de estas mujeres que rompieron con la idea de que la mujer no debía ser una intrépida exploradora, como eran los hombres de aquella época.
Cristina Morató recorre el mundo como reportera y fotógrafa realizando minuciosos reportajes culturales y antropológicos. Su bibliografía está centrada en las historias olvidadas de muchas mujeres a lo largo de los años. Personalidades como Agatha Christie, Eva Perón o Coco Chanel, son algunas de las protagonistas de sus trabajos. A través de sus libros Cristina Morató nos cuenta esas historias que nadie más nos contó cuando nos hablaron de aquellos que hicieron historia. Esos nombres de mujeres que nadie mencionó cuando nos hablaron de los arqueólogos, exploradores y valientes aventureros que descubrieron tierras inhóspitas y desconocidas.
Recorriendo las páginas deLas Damas de Oriente. Grandes Viajeras por los países árabes nos adentramos en las agitadas vivencias de siete mujeres que decidieron cómo vivir sus vidas, ajenas a los convencionalismos de sus respectivas épocas. Las protagonistas tienden a ser grandes y jóvenes mujeres aristócratas de la Inglaterra del siglo XVIII al siglo XX que tuvieron la oportunidad y el valor de sumergirse en culturas y sociedades desconocidas que habían sido desmesuradamente transformadas e idealizadas. Descubrieron mundos que desde occidente se concibieron como exóticos y lejanos, ensalzados por artistas como Dominique Ingres con su famoso Baño Turco o Jean-Léon Gérôme.Hombres quese dejaron llevar por la mitificación de las tradiciones y demás aspectos que distinguen al Medio Oriente.
Estas mujeres rompen con los ideales y estereotipos orientales reflejados en las historias que Sherezade contaba al sultán en Las Mil y una noches. En este libro que, no es ni más ni menos que una recopilación biográfica, conoceremos a cada una de estas mujeres que, aunque compartieron ese afán de perseguir aventuras, no todas pensaban de la misma manera. Existen diferencias entre la apasionada Jane Digby y la imponente Hester Stanhope, cada una proyecta una mirada diferente, incluso a veces opuesta, de una misma realidad. En algunas de ellas vemos aún anclado el pensamiento tradicional de las potencias imperialistas de esta época, en otras vemos mujeres que deciden abandonar las reuniones sociales para tomar el té de cada domingo para convertirse en nómadas del desierto. Mujeres que se desposan con hombres locales de Siria, tomándoles como iguales, y mujeres que siguen creyendo en la superioridad de su condición sobre la de los países árabes.
Cristina Morató recoge en estas páginas las aventuras de aquellas mujeres occidentales que pisaron por primera vez Siria, Estambul o Mesopotamia, aquellas cuyos nombres nadie conoce. Da voz a las intrépidas exploradoras a las que renombrados aventureros como David Livingstone o T.E. Lawrence (Lawrence de Arabia) no tienen nada que envidiar. El motivo por el que conocemos a Livingstone y a Lawrence y no a Freya Stark o a Mary Wortley Montagu es porque antes del siglo XX el papel de la mujer se reducía al de ser una buena esposa cuyo objetivo era engendrar hijos y tener una buena y limitada educación, adecuada para una señorita, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de las clases media y alta de las sociedades cosmopolitas más ricas del mundo.
Muchas de las que se atrevieron a renunciar a su papel tradicionalmente asignado, fueron tachadas de extravagantes, inmorales o depravadas, fueron rechazadas por las sociedades que las vieron crecer y por la familia, amigos y maridos con los que compartieron su vida.
Algunas de ellas, dadas por muertas o desaparecidas, provocaron escándalos en su ciudad natal al ser alteradas sus propias vivencias convertidas en una excéntrica y controvertida patraña de la que los ciudadanos ansiosos de chismorreo necesitaban alimentarse para apaciguar sus aburridas vidas.
Pero otras inspiraron a muchas más a romper con lo establecido y perseguir sus sueños, a demostrar que ellas eran tan capaces como sus maridos, sus padres y sus hermanos de conocer los rincones de aquellas ciudades y aldeas peligrosas y llenas de fanáticos de las que habían oído hablar en los libros, a desafiar las normas y las tradiciones que les “correspondían como mujeres”.
Lady Mary Wortley Montagu (1689-1762) fue una mujer acomodada que destacaba en su época por contradecir el protocolo social de la aristocracia inglesa. Se casó con un embajador, lo que le permitió conocer otros horizontes. A pesar de estar casada, pasó la mayor parte de su matrimonio separada de su marido. Se disfrazaba con trajes otomanos tradicionales para pasearse por la calles de Estambul y pasar desapercibida entre la gente local. Prefería frecuentar los baños de los exóticos barrios del imperio otomano antes que quedarse encerrada en las pequeñas urbanizaciones, construidas para la comunidad occidental, como hacían el resto de esposas. Se conocen sus vibrantes experiencias debido a la gran correspondencia que tuvo a lo largo de su vida y que, aunque no ha sobrevivido de forma completa, a día de hoy puede leerse una gran parte de ella en Cartas desde Estambul, de La Línea del Horizonte Ediciones.
Gracias a sus viajes, conoció un antiguo método que utilizaban los árabes desde el siglo VI contra la viruela, la inoculación. Trajo a Inglaterra este innovador y eficaz método que se popularizó como “el remedio turco” que acababa con la terrible enfermedad que asolaba Europa y que vendría a ser el predecesor de nuestra actual vacuna. Sin embargo, durante el siglo XVIII la Iglesia aún tenía un terrible y pesado papel en la sociedad occidental y prohibió la práctica tachándola de herejía musulmana. Fue en 1796 cuando se atribuyó a Edward Jenner la primera vacuna oficial, dejando apartada la historia de Lady Mary Wortley Montagu.
Agatha Christie (1890-1976) es conocida por ser la mujer más leída de la historia cuyas obras son las terceras más vendidas del mundo por detrás de la Biblia y las obras de Shakespeare. Muchos habremos leído al menos una obra de esta carismática autora pero pocos quizá conozcamos lo que había más allá de los libros. Agatha Christie fue, desde joven, una muchacha diferente entre las de sus años. Además de muy inquieta, devoraba las novelas de Julio Verne y soñaba con recorrer el mundo. Desde muy jovencita visitó Egipto, donde tuvo su primer contacto con los países árabes, pero no fue hasta que el divorcio y el fallecimiento de su madre importunaron su vida cuando decidió emprender un viaje a Bagdad sola y descubrir Oriente Próximo por su propio pie. Durante este viaje conoció a su segundo marido, el arqueólogo Max Mallowan, y comenzó a sumergirse en el mundo de la arqueología y las antiguas civilizaciones. Estos viajes dieron de beber a la imaginación de la autora, dando lugar así a magníficas obras como Asesinato en el Orient Express, Muerte en el Nilo, Intriga en Bagdad o Asesinato en Mesopotamia.
Agatha Christie. Las damas de Oriente
En este libro nos encontramos con mujeres apasionadas, mujeres frías, mujeres rebeldes, mujeres tradicionales, mujeres que se casan por amor, mujeres que se casan por conveniencia, mujeres que no se casan, mujeres a las que toman por locas, mujeres que se hacen pasar por hombres, mujeres que enfrentan a hombres poderosos, mujeres que realizan grandes descubrimientos y un largo etcétera que sólo puedes descubrir sumergiéndote en las páginas de las obras de Cristina Morató.
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