[OPINIÓN]
María de Paz Martínez
Desde hace ya tiempo hemos visto cómo personajes públicos tales como actores y actrices, cantantes, deportistas o ‘hijos de’ deciden extender sus fronteras y comenzar su propio negocio. Su popularidad es un cheque en blanco que proporciona la seguridad de que ya se tendrá un público interesado y escuchando, dispuesto a comprar.
Como si fuera un deseo al genio, el hecho de emprender un negocio contando solo con tu nombre y sin la formación requerida es un arma de doble filo. Así como hay gente interesada en adquirir algo de marca para presumir, también hay otros que se afilan las uñas para hacer daño.
Es cierto que existe la perspectiva que defiende que estas personas deciden expandir su horizonte porque les surge la necesidad de crecer, reinventarse y romper moldes e incluso dedicarse a ayudar a otros. Pero la otra perspectiva es la de aquellos que reclaman que la verdadera razón es la ambición capitalista de tener mucho más, aún cuando ya se tiene de manera desmesurada, donde otros son los que llevan el negocio y toman decisiones mientras ellos cobran el cheque por dar su nombre, o por mantener la apariencia de que están haciendo algo importante y no se involucran. Lo que reclaman es una falta de respeto a esos que deben comenzar desde abajo, formándose y dejándose la piel para, con mucha suerte, conseguir tan solo la mitad de lo que alguien con un nombre importante puede conseguir.
Algunas celebridades que han dado este paso una vez asentados en sus carreras y adinerados, y que además han conseguido un éxito estrepitoso, son la actriz Jessica Alba con su línea de cosmética, Kylie Jenner y Kim Kardashian con su marca de maquillaje, la modelo Miranda Kerr con su marca de belleza y cosméticas, Antonio Banderas, Rafael Amargo y muchos otros.
Entre ellos, la actriz ganadora de un Oscar Gwyneth Paltrow, hija de la actriz ganadora del Tony Blythe Danner y el productor de televisión Bruce Paltrow. Nació en la cuna de la vida Hollywoodiense y se crió en la excéntrica Nueva York, lo que la llevó a desenvolverse fácilmente en el mundo del entretenimiento llegando a conseguir papeles protagonistas como en Emma, Sliding Doors, y Shakespeare in Love, cinta que le otorgó su premio más significativo.
Aunque, desafortunadamente, fue más conocida por sus relaciones con otros actores de prestigio, tras ser madre a principios de los 2000, su carrera tomó un nuevo rumbo al ser más selectiva con sus trabajos ya que le quitaban tiempo familiar. Llegó al papel de Pepper en el universo Marvel, una decisión que no solo le proporcionó un gran acuerdo económico, también hizo que su nombre siguiera siendo relevante en el mundo cinematográfico y sin encasillarse.
Además de dedicarse a su familia, y trabajos puntuales, su carrera como empresaria comenzó casi sin buscarlo, cuando el éxito de su blog con una entrada semanal se convirtió en el primer paso en el camino de formar su propia empresa, la cual llamó Goop.
Hoy en día Goop es una empresa de bienestar y estilo de vida. Fue lanzada en septiembre de 2008, comenzando el mencionado boletín semanal por correo electrónico que brindaba consejos con temáticas de la nueva era, como "vigile sus pensamientos" y "elimine los alimentos refinados", y el eslogan "Nourish the Inner Aspect" (nutre tu aspecto interno). Posteriormente se agregó un sitio web de estilo de vida, y luego Goop se extendió al comercio electrónico, colaborando con marcas de moda, lanzando una revista impresa, un podcast, y, lo más reciente, su serie promocional en Netflix.
Hasta 2015, alrededor de dos docenas de personas trabajaban para Goop. Para 2017, Goop tenía 90 empleados, a Paltrow como CEO oficial y cada vez más críticas. En 2011, Goop generó 81000£ en ventas y, para 2018, la valuación de la compañía aumentó a 250 millones de dólares.
A pesar de esta inaudita evolución económica, el contenido en sí del que se jactaban de proporcionar se volvía cada vez más radical, hasta el punto de que los médicos comenzaron a llamarlo ‘pseudocientífico’ y los medios de comunicación pasaron de llamarlo ‘ridículo’ a ‘peligroso’. Además de los estrepitosos precios que decidieron adjudicar a los bienes que venden.
Estas son solo algunas de las razones por las cuales esta empresa siempre ha resultado controvertida. Y se puede hacer un análisis más profundo en el documental que ha salido este año en Netflix, que relata cómo se trabaja en Goop y qué hacen ‘realmente’ sus empleados.
Este documental presenta a Goop como una empresa moderna, reflejando un espíritu libre, aventurero y lleno de los característicos batidos verdes hollywoodienses, una verdadera estampa americana de emprendimiento donde las empresas llevan a sus trabajadores en travesías por el mundo a probar un plato nuevo, a probar drogas nuevas que dicen curar enfermedades, charlas feministas, etc.
Hay que anotar que se encargan de recordar que lo que promueven no está testado por científicos o médicos, ya que este tipo de prácticas y recomendaciones han sido, lo menos, polémicas. Casi todos los especialistas que se han pronunciado al respecto recomiendan no hacerles el menor caso dado que no se basan en pruebas concluyentes, con precios desorbitados y estándares inalcanzables, como cremas que prolongan la juventud, terapias milagrosas y la renombrada vela con olor a vagina, la cual se dice que Elton John compró por docenas.
Siempre existirá el debate que condena a personas que deciden emprender un negocio sin tener formación ni conocimientos, usando su reconocido nombre como trampolín. Muchos pueden argumentar que si lo que buscan es invertir y crear, hay muchas formas de hacerlo usando su voz para defender causas que necesiten apoyo, en vez de dedicarse solo a ensanchar sus propias cuentas bancarias, pero eso sería demagogia y no estamos aquí para eso, ¿o si?
Te recomendamos el documental citado: The Goop Lab With Gwyneth Paltrow (disponible en Netflix).
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