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Mary Shelley, la autora que se perdió en el tiempo

Actualizado: 6 abr 2020

Sara Gil González


No deseo que las mujeres tengan más poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas. Mary Shelley

Es innegable que la figura de Frankenstein es un icono en la cultura popular a nivel mundial en el panorama del terror y la ciencia ficción. Sin embargo, es poco común que alguien responda de forma correcta sobre lo que encierra la historia que se esconde tras el nombre de Frankenstein, por lo que me veo en la obligación de aclarar que el famoso monstruo verde de tornillos en la cabeza nunca tuvo nombre y que fue abandonado por su creador, el doctor Víctor Frankenstein. Yendo más allá, me aventuro a adivinar que, de entre los monstruos e historias de terror clásicos populares, muchos tienen la certeza de saber que Drácula nació de la pluma de Bram Stoker mientras que pocos conocen a la autora que reflejó una vida de desgracia en la historia de este monstruo sin nombre.


Retrato Mary Shelley. Ilustración de Elena Gutiérrez Roecker

Mary Wollstonecraft Godwin Shelley, más conocida como Mary Shelley, fue una precoz escritora que creció en el seno de una familia burguesa desestructurada debido a la muerte de su madre tras el parto y al contradictorio deseo de su padre de encontrar una nueva esposa para sus hijas, aún rechazando el sistema convencional de la familia conyugal. La vida que llevaron sus progenitores no ayudaron a que Mary concibiera el mundo de la manera común y acostumbrada de la época. Su padre, William Godwin, fue un intelectual anarquista radical cuya ocupación como escritor le llevó tanto a la fama como a la decadencia social, y su madre, Mary Wollstonecraft, autora de Vindicación de los derechos de la mujer, que defendía la libertad sexual y una educación igualitaria para las mujeres. Ambos fueron tachados de extravagantes debido a la radicalidad de su pensamiento en cuanto a lo político y a lo personal, pues ambos se oponían al matrimonio y defendían una especie de idea precursora de lo que hoy entendemos como poliamor.


Los intentos de suicidio de Mary Wollstonecraft fueron la gota que colmó el vaso para que muchas mujeres de la época que veían en su obra una reclamación razonable y un paso hacia la igualdad, decidieran desprestigiar a la pareja y toda su obra literaria y política. Ambos se casaron unos pocos meses antes de que Mary naciera únicamente con el fin de que ésta no fuera privada de una “respetabilidad social”.


Frankenstein o el Moderno Prometeo nació en una noche tormentosa de verano en 1816, cuando Mary, con apenas 18 años, y su pareja, Percy Shelley, pasaron unos días en Ginebra en una casa alquilada por Lord Byron. Junto a su hermanastra, Jane, el doctor Polidori, Percy y Byron, ante la pesadumbre de aguantar días encerrados sin tener nada con qué entretenerse, Mary cedió a la propuesta de Lord Byron de que cada uno de los presentes escribiera una obra de terror. Inesperadamente, fueron el doctor Polidori con El Vampiro y Mary con su monstruo, quienes inspirados, uno por su ira, la otra por su dolor, engendraron historias que a día de hoy se han convertido en obras notables de la literatura universal.


Frankenstein. Ilustración de Elena Gutiérrez Roecker

Este curioso encuentro no pasó desapercibido en la historia y tanto Mary como Polidori sufrieron las consecuencias de quedar al amparo de dos autores reconocidos, como lo eran Byron y Percy en ese momento. El Vampiro fue una obra atribuida a Lord Byron durante años y, cuando en Marzo de 1818 Mary publica su novela, ésta queda ensombrecida por el Prefacio que escribe Percy hasta el punto de que muchos llegaran a descartar a Mary como la verdadera autora.


A partir del reconocimiento de Mary Shelley como creadora de la obra Frankenstein o el Moderno prometeo, su carrera como escritora no cesa y dedica su vida a su familia y a la escritura.


Sara Gil sostiene su pancarta para el 8M en Atocha, Madrid. Lucía Puertas, Púrpura Issue

En la famosa obra, Mary expresa sus propios sentimientos mediante el personaje del monstruo. La idea de que un ser esté convencido de su divinidad y superioridad (Víctor Frankenstein, Lord Byron, Percy Shelley) y asuma el hecho de tomarse cualquier libertad de creación sin asumir las consecuencias; que el pobre monstruo (una hija huérfana, un pueblo decepcionado ante las responsabilidades de los políticos, una mujer rechazada por su padre al fugarse con su novio) sienta en carne viva la soledad y el repudio; la principal idea de que el hombre pretende creerse Dios al afirmar que es capaz de cualquier cosa y el desengaño al comprender que es incapaz de mantener el control de apenas nada.


Anne K. Mellor afirma que la ficción de Mary Shelley critica las ideologías romántica y patriarcal dominantes en su época. El doctor Frankenstein podría ser identificado con muchos de los hombres con los que se rodea Mary a lo largo de su vida, mientras que el monstruo, un ser desdichado, desnudo, un niño perdido y rechazado, es un símil del conjunto de emociones y sensaciones que Mary Shelley vivó hasta el día de su muerte en 1851.


Mary Wollstonecraft Godwin Shelley fue una autora que se perdió en el tiempo y cuya herencia no ha sido reconocida de la forma más justa a lo largo de los siglos. Una mujer de ideas reformistas que a principios del siglo XIX se opuso a la idea tradicional de matrimonio, denunció las corrientes filosóficas y políticas que dominaban Inglaterra en ese momento, se enfrentó a la desolación, al abandono familiar por parte de sus padres, a la huida de casa con su pareja y las consecuencias de ello, al comportamiento poco convencional de Percy y al fallecimiento prematuro de sus hijos. A pesar de todo ello, afrontó su reputación y la de sus padres, inició el género de la ciencia ficción en la literatura y vivió y sintió de una forma apasionada y desgarradora cada momento.


 

K. Mellor, Anne, Traducción: Useros Martín, Ana (2019) Mary Shelley. Su vida, su ficción, sus monstruos, Ediciones Akal, S.A., Madrid.

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